El dolor de antes de que se te parta el corazón, que poco a poco se convierte en daño. Y el desamor de antes de haberle fallado.
El daño de cuando se te parte y te quedas con cachitos palpitantes. El desamor de después, a ti mismo, por haber puesto la mano en el fuego; por haber invertido todo tu corazón en amarla a ella.
Tampoco nadie habla sobre el último amor que llega después del último desamor. Ese que está a su nombre y que guardarás toda la vida.
Ojalá venir a este mundo con las instrucciones de todo esto. Para quemarlas después, ya sabéis (5 escritos más abajo).
(...)
"Amada Vanessa:
Sin ti, el mundo que me rodea es en blanco... y negro.
Porque, cuando te vas, tus ojos se llevan los colores.
Sin tu sonrisa, el sol no brilla.
Y el viento se convierte en tormenta.
Sin ti, las luchas que libro no tienen ningún sentido.
Y, mi corazón, deja de arder.
Sé que no puedo obligarte a volver, pero...
Te lo suplico.
Por todo lo que tengo y que me importa
para siempre:
tú.
Leon."