jueves, 15 de octubre de 2015

Aplausos.

"Recuerdo estar yendo a dormir anoche, y darme cuenta de algo. Algo que creo que es importante. Me di cuenta de que, durante el transcurso de la tarde, no me alegré de que Craig y Sam rompieran. En absoluto.
No pensé, ni una vez, que eso significara que empezaría a gustarle a Sam. Lo único que me importó fue el hecho de que Sam estaba realmente dolida. Y supongo que me di cuenta en ese momento de que realmente la quería. Porque no había nada que ganar, y no importó."

Si alguna vez habéis sentido eso por alguien, sentid también que sois unas personas muy afortunadas, y creedlo. Porque es el amor más incondicional y puro que se puede sentir hacia alguien.

Poca gente - por no decir nadie - llega a sentirlo.
Por eso dejadme deciros que si lo sentís, no os avergoncéis ni os sintáis mal porque la otra persona tal vez no os corresponde. Estáis sintiendo algo maravilloso, así que, abrazadlo. Porque a las cosas maravillosas se las abraza fuerte, no se las intenta anular. Como hice yo y muchas otras personas antes.

A mí me costó mucho dejar de intentar anularlo. Y muchas decepciones conmigo misma por no saber actuar, malentendidos con mi cabeza e incluso sentimientos de culpa. Hasta darme cuenta de lo que yo era y de ponerme nombre.
Y de aceptarlo.

Y yo... Yo soy una persona muy afortunada.

martes, 8 de septiembre de 2015

El sol de sus ojos.

Romperse
el corazón
mil veces
sólo significa
que lo has usado.

No conozco
mayor pena
que la de alguien
que nunca
invierte
sus latidos.

Prefiero
haber amado
y perdido
que perderme
sin haber amado.

Y sonreírle
al café,
al cigarro,
al mar,
a la cerveza
y a la chica sin miedo;
al sol de sus ojos.

Aunque, sí,
lo confieso:
Con mi sonrisa
libro y gano
mil batallas,
pero,
con la suya
gano la guerra.

jueves, 23 de abril de 2015

Cosas por las que se mantiene la boca cerrada.

Nadie habla del daño y el desamor de antes y después.
El dolor de antes de que se te parta el corazón, que poco a poco se convierte en daño. Y el desamor de antes de haberle fallado.
El daño de cuando se te parte y te quedas con cachitos palpitantes. El desamor de después, a ti mismo, por haber puesto la mano en el fuego; por haber invertido todo tu corazón en amarla a ella.

Tampoco nadie habla sobre el último amor que llega después del último desamor. Ese que está a su nombre y que guardarás toda la vida.

Ojalá venir a este mundo con las instrucciones de todo esto. Para quemarlas después, ya sabéis (5 escritos más abajo).

(...)

"Amada Vanessa:

Sin ti, el mundo que me rodea es en blanco... y negro.
Porque, cuando te vas, tus ojos se llevan los colores.
Sin tu sonrisa, el sol no brilla.
Y el viento se convierte en tormenta.

Sin ti, las luchas que libro no tienen ningún sentido.
Y, mi corazón, deja de arder.

Sé que no puedo obligarte a volver, pero...
Te lo suplico.

Por todo lo que tengo y que me importa
para siempre:

tú.



Leon."

jueves, 5 de febrero de 2015

No lo entienden.

El espejo está ahí, pero tú no.

No, no te digo a ti.
Deja de leerme, escribía conmigo misma.

Continúo.

¿Por dónde iba?

Ah, joder. Otra vez.

La luz del salón se ha fundido y nadie me enseñó a leer entre líneas con la mirada apagada.

Y voy a tener que incendiar el libro para poder verte las ojeras por última vez.

Porque el marcapáginas me lo dejé en el cuarto de al lado y un cuarto de lo que escribo está manchado de sangre; el resto son dagas.

Y dan ganas de coger y empezar a vivir, a veces.
Durante 20 minutos.
Después de medianoche.

Pausa.

Un " te quiero" tiene ocho letras y un "te odio" seis.
Y los dos duran un segundo en cualquier boca
y cualquier boca tarda un segundo en pronunciar cualquiera de los dos.
Y los dos van de la mano con el Amor y somos imbéciles por pensar que no es así.

Y somos todavía más imbéciles cuando pensamos que uno gana al otro y en realidad siempre quedan en empate.

Igual que quedaron sus dudas.

Aunque acabó yéndose con el dolor de su vida.
Pero sé que gané yo porque sostuve a las bestias.

Aunque tampoco lo tengo tan claro.

Esto me recuerda a cuando salgo a buscarme y me encuentro en mitad del túnel, y la luz que hay al final siempre de vacaciones.

Pues eso, que aún no ha vuelto la luz.
Sigue estando oscuro y yo ya no sé ni qué incendiar ni qué esperar.

Y para colmo he bajado las persianas, porque los ojos lo son todo y yo no quiero ni mirarme.

Que tengo toda la vida para matarme.

jueves, 19 de junio de 2014

Imperdonable.

Robé y quemé
tu alma.
¿Es eso lo que hacen
los demonios?

No te diste cuenta.
De que me dibujaba,
sin espinas,
en tu espalda,
a 10 centímetros de
tu cuello;
10 candados de tu corazón.

Tal vez
las olvidé
el día de después
de besarte
a muerte de miocardio.

Más tarde,
mi sombra difunta,
vagó
por labios insospechados,
lenguas vírgenes
de cuarentena por desastre.

Y sabes que.
¿Sabes qué?

Encontró
mentes vacías
de sentimiento.
Me lo confesó.

Y sólo pude decirle que
”No es el momento."

miércoles, 18 de junio de 2014

Brutalidad.

Últimamente la felicidad me dura 4 chupitos de tequila.
Y se me rompe con el cigarro de después de despedazarme el corazón, cuando descubro que la soledad lleva mi rostro y tiene los nudillos igual de destrozados que yo cuando peleo a muerte por un puto minuto de estabilidad.
Últimamente mi mirada ya no dice nada más que "No me queda tabaco". Aunque a ti siempre te diga algo más.

Últimamente todo se convierte en lo último que volveré a saborear.

Lo que intento decir es que abro en canal las palabras y no sé por dónde empezar a sangrar. Lo que intento decir es eso que intento decir desde hace un par de escritos sobre sentimientos resquebrajados.
Lo que intento decir es que no quiero quedarme en el intento.

También me quiero decir que los trenes son mentira. Al final eres tú, contigo mismo, en mitad del mar, nadando a contracorriente para encontrar esa isla que tiene los ojos más bonitos de todo Madrid; que ahogarse por el camino es sólo parte del trayecto.

¿Que no lo entendéis? Yo a sus lágrimas tampoco.

Ya me da igual si me explico o no.
Si esto es brutalidad o tiene alguna pizca de poesía.

lunes, 7 de octubre de 2013

I'll take a bruise; I know you're worth it.

Estoy colgando del borde del precipicio que lleva a mi abismo.
Otra vez.

No hay nada y me agarro a lo único que queda: un clavo ardiendo.
El mismo que hincaste en la poca cordura que conservaba.
Y quema, y me voy a caer.

Y entonces qué.

No te atreverás a asomarte y ver los pedazos que queden de mí.
O sí.
No lo sé.

Conozco a tu valentía de oídas.


Y dónde está el frío cuando más lo necesito.
Dónde estoy.

Encuéntrame.

Antes de que me pierda del todo.
Antes de que me encuentre yo.
O no lo hagas.
Tampoco hay nada que merezca la pena aquí.

No sé.

Algún día te susurraré todo lo que me estoy callando.

O no.
Joder.

(Pausa)

La última vez que caí tuve que matar a mi musa.
Pero, amor, tú en mí ya eres inmortal.
No importa si caigo o no.

Y voy a estamparme de lleno en tus dudas.
¿No lo ves?
Y ojalá se rompan y te aclares,
sin romperte.





Mejor olvida todo esto.

Simplemente no te rompas.